Lo peor de haber sacado un libro es tener que venderme
He soñado con ser escritora toda mi vida. Más bien, he soñado con no ser olvidada, y eso implica escribir. Siempre he pensado que tengo muchas cosas que decir, y a la vez he sentido que mi punto de vista no es más que otro. Sin embargo, lo que escribo lleva mucho tiempo esperando ser escrito, y no en relación a la inspiración, sino al hecho de la necesidad. Necesidad de expresar lo que llevo dentro antes de que ello me lleve a mí. Y así empezaron a nacer mis versos. Pero luego de tener unos cuantos pensé: ¿y ahora qué hago con tantos? No pensé en publicarlos, ni siquiera dejé que fueran leídos. El año pasado, por fechas navideñas, bajé una tarde a ver a mi abuela Fela y pensé en qué posibles propósitos de año nuevo tendría ella si no estuviera cargando con los veinte años de Alzheimer en aquella cama. Abuela ya no hablaba, pero seguía apretando las manos con fuerza. Sé que en ese apretón me dijo que publicara mis poemas. Así que llegué a casa y escribí mi lista de pro...